No vamos a hacer acá un detalles minucioso del voto ni de la puja política que se dio ayer en el Senado por la Ley Bases, porque está extensamente explicado en todos los medios con gran detalle y abundante información; nos vamos a detener en la acción legislativa de los senadores de la provincia por el SER, José Carambia y Natalia Gadano, dos personajes que creyeron que el mundo giraba alrededor de ellos y cuando tuvieron la oportunidad de plasmar en hechos lo que sostenían en las palabras, se sentaron en las escaleras del salón “de los pesos” perdidos imitando a la estudiantina de algún colegio secundario, previo a rendir un examen de rigor.
Los senadores estrellas de Santa Cruz ocuparon sus bancas para votar en contra de la ley en general y cuando debían “dar batalla” en los temas particulares que son los generadores de las grandes discusiones políticas de estos días, Jose Carambia y Natalia Gadano se levantaron, salieron del recinto y se sentaron en la escalera, quizás pretendiendo que si ellos no estaban los demás se iban a ver impedidos de proseguir, cosa que no ocurrió.
Con esta actitud, pusieron a los senadores en paridad, tanto en el tema de las privatizaciones de las empresas públicas como en el RIGI (Régimen de INcentivo a las Grandes Inversiones), dándole a la Presidente del Cuerpo, Victoria Villarroel, la potestad de desempatar en ambos casos y por ende, ambos senadores, le han facilitado y asegurado el triunfo al Ejecutivo. La pregunta es ¿A cambio de qué o de cuánto?.
Si repasamos las declaraciones previas de Gadano y Carambia, podemos encontrar algunos indicios de que, quizás, la sentada en la escalera no fue un hecho aislado y mucho menos inocente de ambos senadores.
El diario La Nación tituló “El insólito error en el voto de Natalia Gadano…”; no fue ni insólito, ni un error. Obviamente la prensa nacional observa al personaje, no investiga sobre las personas y mucho menos hurga en los antecedentes de esta gente que dice representar intereses provinciales y representa los propios.
Previamente, Gadano y Carambia hicieron mucho hincapié en la necesidad de evitar la privatización (total o parcial) de YCRT y las demás empresas consideradas privatizables por el presidente Milei. A Carambia se los escuchó “defender” a capa y espada la “soberanía” y “la sobrevida de la cuenca” e inclusive el pedido del 3 al 5% de aumento en las regalías mineras, podría llegar a “negociarlo” a cambio de no cambiar el estatus quo del yacimiento.
Cuando debían ejercer en la práctica, lo que llenaron de palabras, le dejaron manos libres al oficialismo para que siguieran con sus planes de privatización en el caso de las empresas públicas (incluida YCRT) y el RIGI pieza fundamental del proyecto que presentó Milei a través de la Ley Bases. Es decir, Carambia y Gadano repitieron el cliché de campaña: decir lo que van a hacer e incumplir cuando deben hacerlo.
Después, ambos senadores, sentados en las escaleras del acceso al recinto, hablaron de “presiones” y hasta “amenazas”; toda una cortina de humo para disimular sus pecados. Nadie les cree; todas mentiras. Perdieron la centralidad política y dejaron de constituirse en los legisladores que iban a definir la votación y se transformaron en engranajes de un mecanismo artero, egoísta que a través de un personalismo extremo, donde llegaron a pensar que el país tenía sus ojos puestos en ellos, han negociado vaya a saber qué, pero nada necesario y justo para Santa Cruz y mucho menos para sus habitantes, algunos de los cuales, los votaron. (Agencia OPI Santa Cruz)