“Haz lo que digo, más no lo que yo hago” parece ser la frase que aplica a los dichos de la gobernadora Alicia Kirchner, refiriéndose a la actitud de la oposición en la Cámara de Diputados nacional, cuando el jueves, después del ataque inentendible y desubicado de Máximo Kirchner a la oposición, desactivó finalmente cualquier atisbo de consideración del Presupuesto 2022, que ya venía maltratado, cuestionado y observado por sus números delirantes.
Visiblemente dolida la gobernadora se manifestó por la decepcionante actitud de la “oposición destructiva”, pero omitió un pequeño detalle: los cuatro años del gobierno de Juntos Por el Cambio, el kirchnerismo, haciendo uso y abuso de su mayoría parlamentaria, nunca le aprobó un presupuesto a Mauricio Macri.
“Creo en la inversión social que genera empleo porque es generar dignidad para el pueblo. Entonces, cuando la oposición habla de que dibujamos el presupuesto, me pregunto ¿hacer rutas, hacer viviendas, hacer obras que generan trabajo en cada pueblo de nuestro país es dibujar?”, dijo la gobernadora criticando la negativa a votar lo que es y ha sido criticado desde todos los sectores económicos de la vida nacional pero peor aún, sin recordar que su partido, el Frente para la Victoria, fue la piedra en el zapato de un gobierno democrático al que le negó sistemáticamente la posibilidad de aprobar los gastos y las inversiones anuales; pero ahora que le toca a ellos enfrentar una negativa, fundamentalmente por la incongruencia de los números expuestos, la falta de diálogo y consenso, algo que el kirchnerismo desconoce, la gobernadora se siente molesta.
Y ella se pregunta si hacer rutas, viviendas y obras para el pueblo “es dibujar el presupuesto”, pues bien, esa pregunta se responde sola: el kirchnerismo es el principal responsable de que la provincia y el país tenga rutas inconclusas pagadas tres o cuatro veces con sobreprecios, planes de viviendas sin terminar desde hace más de 10 o 12 años pero pagados en varios ejercicios, como los detallados en nuestro informes sobre la cuenca carbonífera, obras eternas como la usina de Río Turbio y las Represas sobre el río Santa Cruz, etc, con lo cual, podemos asegurar que si alguien ha dibujado por años los presupuestos han sido ellos como oficialismo y cuando les tocó ser oposición, funcionaron como máquinas de impedir.
Dicho esto, es pura demagogia el planteo político de la gobernadora, quien saltea intencionalmente el germen del problema que se presentó en Diputados: la soberbia estúpida de su sobrino quien pretende sacar chapa de estadista, por llevar un apellidos que algunos “temen” y la mayoría ya no respeta.
Si Alicia Kirchner no entiende que política sin mayoría es diálogo y consenso, acuerdos y negociaciones, ha desperdiciado tantos años experienciales en materia de gestión. Si la gobernadora cree que Máximo es realmente un político, es que se ha dejado ganar por el entusiasmo del relato y no por la realidad que la circunda.
MÁXIMO, EL PADRE DE LA DERROTA. QUISO ALINEAR LA TROPA Y SE OLVIDÓ QUE NO SE PARECE AL PADRE, ES UN PROTOTIPEJO DE LA MADRE Y CARECE DEL RESPETO DE TODOS
Y en esta nueva etapa democrática, donde ya no tiene el poder omnímodo en el Congreso, el gobierno nacional deberá optar por retomar la gobernabilidad lejos del autoritarismo, los caprichos y las órdenes, si al menos, pretende construir en estos dos largos año que le quedan, algún vestigio de recuperación tanto económica, como social y política aunque sea con el fin egoísta de jugar con alguna chance en el 2023.
Guzmán, por otra parte y en el mismo sentido dijo “La oposición decidió dejar a la Argentina sin presupuesto para el año 2022” y cerró diciendo “Lo han dejado claro: están compitiendo a ver quién es más opositor al Gobierno, y nuestra Argentina necesita que esto cambie“.
Lástima que no lo hayan pesando antes como frente opositor, cuando actuaban de igual o peor forma, porque no cedían un palmo como oposición política. Pero el kirchnerismo es un férreo defensor de “las mayorías”, a la sombra de las cuales ha hecho todo tipo de estropicios en la Argentina, por lo tanto, ahora que la perdieron, deberían replantearse que la han perdido por no hacer las cosas bien y luego entender que sin mayorías se puede gobernar, solo se deberán recurrir a las prácticas democráticas y dejar de lado los abusos del poder a la que tan bien se adapta el espacio político gobernante.
(Agencia OPI Santa Cruz)