El oficialismo ya piensa en un 2023, en el que la misión de retener el poder aparece sumamente complicada. La gobernadora tiene mala imagen, no aparecen nuevas figuras y vienen de un 2021 donde las elecciones fueron un gran cachetazo de la gente. El sector de Claudio Vidal y la oposición se frontan las manos.
Políticamente hablando, el 2021 tuvo un final de terror para el oficialismo, tanto a nivel nacional como en Santa Cruz, donde Gustavo “Kaki” González terminó siendo más una pesadilla que una solución a la falta de figuras que tiene el oficialismo ante cualquier acto eleccionario.
La gobernadora, que en 2019 sólo fue votada por 3 de cada 10 habitantes de Santa Cruz, ya no tiene prácticamente nada para ofrecer y lo peor para el oficialismo es que no aparecen figuras que puedan posicionarse para un 2023 que está a la vuelta de la esquina y que ya tiene a todos los sectores políticos trabajando para lo que serán unas elecciones feroces.
En ese sentido, las cosas no pueden estar más complicada para un oficialismo que intenta, sin suerte por ahora, remontar la imagen de una gestión abrumada y que parece no haber terminado de comprender el mensaje de la gente en las elecciones del año pasado, donde la gran mayoría les dijo que no.
Por contrapartida, la oposición recuperó terreno perdido en 2019 y se rearma para aprovechar el envión que les dejaron las legislativas del año pasado, donde Roxana Reyes se posicionó como líder de un espacio político en el que hasta Eduardo Costa no descartó volver a ser candidato el año que viene. Allí, figuras como la de Daniel Gardonio también entran en juego.
Sin embargo, lo que más le preocupa al oficialismo es lo que pueda pasar con SER Santa Cruz, donde Claudio Vidal aparece ahora jugando “por afuera”, sacándole muchos de los votos que el oficialismo contaba hasta el año pasado. Y puede ser peor en 2023.
¿Qué puede hacer el oficialismo respecto de eso entonces? Por momentos da la impresión que ni ellos mismos lo saben para una gestión que nunca volvió a tener jefe de gabinete y que por momentos parece a la deriva o en piloto automático.
Restan menos de dos años para las elecciones de noviembre de 2023 y tanto Alicia Kirchner como quienes la rodean saben que no pueden regalar nada y que afrontan una recta final en la que no se les perdonará nada. ¿Estrategias políticas al respecto? Tampoco se estarían notando. (El Diario Nuevo Día)