El presidente de la nación estuvo en Río Gallegos de paso para la Antártida, rumbo a una base nacional, en un vuelo a bordo de un Hércules C-130, de los cuales lo último que se sabe es que hay solo una máquina en servicio.
Los vuelos al continente blanco están supeditados, especialmente a las condiciones climáticas, que no siempre son buenas. Los trabajos de reaprovisionamiento que se hacen a Marambio, parten de Río Gallegos cuando las condiciones así lo permiten y en la jerga aeronáutica eso se denomina “ventana”, es decir, un lapso de tiempo en el que esas condiciones son óptimas para ir y volver, con el riesgo de que si falla la meteorología, los viajeros o no pueden salir del aeropuerto Internacional Piloto Fernández o bien, habiendo aterrizado en Marambio, no puedan volver por algunos días o meses.
El presidente de la Nación hace 30 días que asumió. Firmó un mega DNU que espera una aprobación difícil y compleja, está bajo críticas permanentes, no puede enderezar la economía por razones obvias, arrancó su gestión con una devaluación monstruosa producto del achicamiento forzado de la brecha del dólar, el cual pasó de los 365 pesos a 850, eso equivale a una depreciación inédita de los salarios, el 1,3% diario de inflación, congeló las jubilaciones, produjo un aumento brutal de los pobres, liberó alquileres, liberó los combustibles que en un solo día aumentaron el 27%, tiene un frente convulsionado con los gobernadoras a los que no les manda fondos, todo esto solo entre algunos aspectos más o menos visibles de lo que hizo desde que se sentó en el sillón de Rivadavia y a pesar de todo, alguien le sopló al oído, que debía perderse una semana o más, para ir a La Antártida a resguardar la soberanía.
Yo hubiera quedado más conforme si el presidente hubiera dicho que conocer La Antártida era un sueño de pibe y hoy que puede darse el gusto, no dudó en hacerlo realidad.
No existe ninguna motivación que explique coherentemente este viaje de Milei a la Antártida a un mes de asumir el cargo y en medio de un caos económico, social, político y financiero como vive la Argentina, donde millones de connacionales la pasan muy mal, no saben lo que ocurrirá mañana con sus trabajos, sus vidas y la de sus familias, mientras el máximo responsable de la criatura, en vez de trabajar a destajo para sacarnos cuanto antes de este atolladero infernal en que nos han metido, sube al avión y dispone de un turismo VIP al continente blanco, que tal vez hasta hace un mes se le presentaba como una utopía.
Si acaso el avión sufre una avería en Marambio y no hay una máquina de recambio o si más grave aún, las condiciones climáticas cierran la ruta Marambio-Río Gallegos por una, dos o tres semanas ¿Milei tomará ese tiempo como las vacaciones soñadas en el confín del mundo, mientras la Argentina sufre las consecuencias de sus decisiones políticas drásticas y brutales, que nos están hundiendo aún más de la caída libre en que nos dejó el gobierno anterior?.
Es raro e irresponsable de parte del presidente de la Nación, hacer lo que hace en medio de una crisis de semejante magnitud. Podríamos ver con mejores ojos, que hubiera viajado a un país del primer mundo a buscar una ayuda económica o abrir posibilidades de negocios para desarrollar el país que necesita imperiosamente comenzar a funcionar con cierta y deseable normalidad. Pero un viaje a la Antártida, no lo vemos como una necesidad y dudamos de la urgencia que implique su presencia allí para aprobar un programa de liberación de micro plásticos, a 30 días de asumir y cuando su verdadero deber y obligación, es estar apegado a los planes de gobierno, rodeado de funcionarios y asesores, que estén pensando 24 horas al día, cómo van a resolver la vida de los argentinos que hora tras hora, se deteriora por decisión de los mismos que en campaña prometían ser incansables trabajadores para poner de pie a este bendito país. (Agencia OPI Santa Cruz)