De 20 lingotes de oro en un barquito pesquero a 400 kgs de explosivos en un avión turbohélice, cosas que pasan en la absoluta ignorancia de todos nosotros.

El despiste del turbohélice Fairchild Metroliner III en el aeropuerto de Río Gallegos, el último viernes, generó un llamativo descubrimiento: la máquina albergaba en su vientre 400 kilogramos de explosivos repartidos en 26 cajas que incluían cargas huecas, explosivos inertes, detonadores, cordón detonante, etc y vaya a saber qué otras cosas que se desconocen, supuestamente para la minería en Tierra del Fuego.

El bimotor de 19 plazas, fue adaptado para el transporte de carga; hasta el momento se desconoce si dicha habilitación/adecuación de la máquina se hizo legalmente, no se sabe si el avión estaba habilitado para transportar explosivos, se desconoce si la tripulación, el despachante y/o en destinatario de la peligrosa carga, hizo la correspondiente declaración ante la ANAC, si ésta la autorizó, si llevaban autorización expresa de la ANMAC y si cada uno de los aeropuertos involucrados (San Fernando-Comodoro Rivadavia-Río Gallegos-Río Grande) estaban al tanto de lo que llevaba el avión, si se tomaron medidas especiales y si hubo un protocolo preventivo y adecuado a este tipo de transporte en los aterrizajes y despegues, en terminales aéreas con alta exposición de personas y aviones que transitan en pista mezclados con estas máquinas con cargas peligrosas.

Rápidamente, sectores interesados desde el sector minero y desde el gobierno salieron a aclarar que no existió peligro con el material, por cuanto se trataba de explosivos sin capacidad para detonar debido a su composición química estable y por carecer de elementos “iniciadores” que ponga a la carga en capacidad de ser activada por golpes, calor o presión. Sin embargo, si el lector ingresa en google y coloca las palabras “carga inerte” y “cargas huecas”, seguramente encontrará el lado B de las versiones lavadas que oficialmente han trascendido a la opinión pública. El C4 es un explosivo usado en armas y presente en toda contienda bélica y es una masa plástica maleable y absolutamente estable. No no hace detonar ni los golpes, ni el fuego ni siquiera que lo atraviese un disparo. Solo un detonador eléctrico logra hacerlo estallar. Siguiendo la lógica de los que explican la carga del avión, podría haber estado cargado de 400 kg de C-4 y era exactamente lo mismo o hasta tal vez, más seguro.

Ocurrido el hecho y después de dar una acotada información oficial, todas las autoridades gubernamentales, policiales y judiciales hicieron un absoluto silencio alrededor de lo ocurrido. Una vez más, la gente ha sido abandonada en la ignorancia y así quedará hasta que por alguna razón ocasional o circunstancial, nos enteremos que alguien nos vuelve a poner en peligro o que nos han saqueado sin que nos diéramos cuenta.

Oro, explosivos y cianuro

Recordemos que hace algunos años, debido a la detención de un camión en la ruta 40 por parte de un control policial, se estableció que iba cargado con cianuro para las mineras de la zona cordillerana y a través de la difusión que OPI hizo del hecho, “naturalizado” por las autoridades gubernamentales, la policía y la justicia, pudimos saber que se trataba de un vehículo convencional, sin la adecuación necesaria para transportar sustancias contaminantes de alta peligrosidad, sin las licencias respectivas y a través de esa investigación nos enteramos, también, que por las rutas provinciales transitan camiones no habilitados, cargados de explosivos con destino a la minería, al menos eso se adelantaron a decir los medios abonados a la pauta oficial.

Nuestra investigación, a medida que avanzamos en la averiguación de las formas, los modos y las responsabilidades, dio con un viejo conocido en el negocio de abastecer a las mineras en Santa Cruz: Leonardo Álvarez, un ex funcionario públicos y empresario que por aquellos años cumplía ambas funciones sin limitantes ni incompatibilidades, por un lado autorizaba a las empresas y con su empresa les daba servicio de transporte desde su base en San Julián. Unos años después y gracias a otro control policial un camión con cianuro fue detenido en Río Gallegos, proveniente de Chile; también de Álvarez y también, como todo lo demás, nunca se supo qué paso.

La empresa de Álvarez, en aquel momento, se encargaba de la logística minera, y transportaba todo tipo de material desde y hacia los yacimientos, entre ellos cianuro y oro. Nunca se supo nada de aquel camión destartalado demorado en la ruta nacional 40 y gracias a nuestra investigación pudimos determinar que esos camiones sin resguardos ni seguridad, atravesaban arroyos y ríos, como el arroyo Feo en la zona cordillerana, con el consiguiente peligro de, en caso de volcar y derramar el producto altamente venenoso para la vida humana y silvestre, diluir el veneno en los cauces de los cuales se nutren de agua potable las localidades de la zona Oeste de Santa Cruz.

Nunca se supo nada de este camión, a quien pertenecía, quien lo enviaba y tampoco se dijo algo sobre la forma en que se controla el transporte de cianuro por las rutas de Santa Cruz. Ni el gobierno, ni la justicia y muchos menos las empresas, escribieron unas líneas al respecto para aclarar o informar sobre el tema.

En el mes de enero de 2009, en OPI Santa Cruz publicamos documentación y un video en el cual se veía al pesquero chileno Polar Minst hundirse en el Estrecho de Magallanes, mientras era remolcado por otra nave del vecino país.

El pesquero había zarpado de Punta Quilla en Santa Cruz, cargado con 20 barras de bulón doré (oro extraído de Cerro Vanguardia) por un valor de 20 millones de dólares. Posteriormente, la justicia Federal, en ese momento a cargo de la Dra Álvarez (subrogante) en el Juzgado de Río Gallegos, intervino y ordenó el rescate, El navío C. Sailors con un submarino robots rescató la carga del fondo marino; la trajo a Punta Quilla donde el Juzgado habilitó un depósito custodiado por Prefectura y nunca más se supo nada de lo ocurrido allí; el silencio tapó el oro, la información y la justicia.

Solo a través de OPI la opinión pública pudo enterarse de lo ocurrido, también que de las 20 barras de oro solo se recuperaron 19 y nunca se supo quién hundió el barco pesquero (porque claramente en el video se observa que fue una acción premeditada) y mucho menos, por qué el oro de la provincia era embarcado en un barco pesquero chileno, hacia Punta Arenas.

Si no lo sabes, es que no ocurre

Por lo tanto, estamos en condiciones de asegurar que las autoridades gubernamentales en general mantienen a las sociedad en la ignorancia sobre temas fundamentales que hacen a la vida y a las riquezas naturales, nos ponen en peligro y la justicia colabora con este propósito de manera fundamental, amparándose en el secreto judicial para producir secretismo y ocultamiento de las atrocidades que cometen desde el poder y colabora para mantener a la sociedad en la ignorancia para alejar de los males a los responsables políticos y anular las críticas, que lamentablemente, llegan cuando es tarde para remediarlo.

Alguien escribió hace mucho tiempo “Lo peor de la ignorancia es que obtiene confianza” y eso nos ocurre a los santacruceños con las justificaciones que escuchamos luego que se revelan hechos los cuales podrían ser trágicos e irremediables, pero que nos mantienen confiados, porque los desconocemos. (Agencia OPI Santa Cruz)