Grasso gastará más de $50 millones en césped sintético y la puesta en valor de un muelle.

Sin dar a conocer aún cuánto fue lo que se le pagó al conductor nacional Marley por su visita a Río Gallegos y continuando con sus prioridades, esta vez el intendente capitalino destinará casi $ 20 millones en césped sintético y casi $31 millones para la puesta en valor del ex muelle fiscal. Mientras tanto la ciudad continúa detonada, llena de baches, veredas rotas, perros sueltos, contenedores destrozados, un vaciadero a cielo abierto, sin la cantidad de camiones recolectores suficientes y más de 40 mil vecinos sin agua, gas, luz, cloacas, entre otros servicios esenciales.
El intendente Grasso continúa teniendo, evidentemente, otras prioridades de gestión y obras para los vecinos de Río Gallegos. Mientras otras localidades del interior provincial llaman a licitaciones para la construcción de casas, por ejemplo o de obras de infraestructura para llevar soluciones concretas y de fondo y poder mejorar o brindar servicios básicos a los vecinos, esta vez el Municipio de Río Gallegos llamó a licitación por una suma de $30.939.782,91 para la puesta en valor del ex muelle fiscal y $19.985.035 para comprar 5958 m2 de césped sintético. Mientras tanto sus propios funcionarios hacen campaña política repartiendo carbón o leña, de vez cuando y, foto de por medio, para alguno de los más de 40 mil vecinos que no cuentan con servicios básicos. Mientras tanto en la principal calle céntrica de Río Gallegos, Avenida Kirchner, los cordones y veredas están destruidos, las cloacas y basura rebalsa por calles céntricas y de los barrios, y quienes no cuentan con calles asfaltadas sufren con cada lluvia porque la intransitabilidad es casi moneda común. El vaciadero sigue no sólo estando en el medio de la ciudad, sino que ahora se le suma el amontonamiento de basura que hace una empresa privada con maquinaria municipal, con la excusa de “clasificar” y reciclar para vender basura que tampoco se informa cuál es la ganancia monetaria para las arcas municipales. La plaza San Martín que lleva casi dos años cerrada, obras de las que nadie conoce montos, plazos ni quienes las ejecutan. Una gestión que no da explicaciones, que no ve las necesidades básicas de los vecinos y que, evidentemente, tiene otras prioridades.