Quien como Máximo Kirchner nunca trabajó ni estudió, carece de la experiencia empírica del esfuerzo físico e intelectual que ayuda al ser humano a lograr una cosmovisión más real de la vida; seguramente como autodidacta, no alcanzó a pulirse lo suficiente, a pesar del tiempo libre y los recursos que ha tenido en la vida gracias a las fortunas oscuras heredadas, como para elaborar conciencia propia de las cosas y especialmente de la política.
Esta asignatura, la política, a la que su padre y madre lo entraron por el ventiluz, le permitió salir con mucho esfuerzo de la mudez, característica de su evidente complejo personal y consecuente timidez, aunque todavía no tanto como para hablar ante un público que no sea rentado y con auditorio militante.
Respecto del ataque sufrido por el diputado correntino Manuel Arias en un acto político en el que fue baleado desde afuera del escenario, Máximo Kirchner haciendo gala de su innata idiotez, dijo que la culpa de lo ocurrido “es de los medios”. Casi como una metástasis del lema K “Clarín miente”, el hijo de la vicepresidente multiprocesada, quien acompaña en Tribunales a su madre en las causas por delitos e corrupción y lavado de dinero dijo “Ese odio de los medios de comunicación que estigmatizan a determinados sectores políticos son el caldo de cultivo para este tipo de actitudes. Ante el odio que derraman y ante la frustración por la elección de 2019 no respondamos nunca a esas agresiones”.
Habló la reencarnación del amor, el perdón y la sensibilidad social y emocional del pueblo argentino.
¡Hay que ser idiota para decir semejante barbaridad!. ¡Hay que tener poca imaginación y un gran desconocimiento del mundo, pero aún mayor intencionalidad de generar conflicto y desunión, aludiendo que la culpa es de los medios que cuentan lo que pasa, en vez de autoanalizarse como integrante de un partido político absurdo, retrasado, separatista, vengativo y retrógrado, además de corrupto, esquizofrénico, gatopardista y destructivo de las instituciones de la República!
Ya no es solo una concepción dogmática de la política, de esta facción que coloniza el peronismo al que también destruye, lo dicho es una “maligna ingenuidad” que pone al hijo de la viuda como un sujeto peligroso para la propia democracia, pero con algo rescatable: le permite a los argentinos conocer la pasta de la cual está hecha este sujeto con aspiraciones a jugar en las elecciones del 2023 a nivel nacional y a quien no le depara nada bueno, su aventura electoral.
La necesidad del camporista por culpar a otro de cualquier cosa que los involucre, hizo que atacara a los medios de comunicación, en vez e mirarse el obligo y buscar la respuesta entre los oscuros personajes que rodean su partido, de donde, seguramente, atentaron contra quienes producían el acto político a la vez que se sabe que ni siquiera hubo un motivo de orden político, sino que habría sido pasional; peor aún, más desbocado queda el idiota.
Tan absurda fue su ataque como las declaraciones de Alberto Fernández cuando se “solidarizó con el candidato” y permitió que la hija de Arias saliera a ponerlo en ridículo (una vez más) alegando que ni siquiera conocía a su padre, que es diputado y no candidato.
El kirchnerismo/FPV/FdT es la rémora de la política nacional y sus inventores o impulsores, los encargados de dividir el país, anestesiarlo, empobrecerlo, ponerlo en estado de hibernación permanente y robarlo, saquearlo y sacarlo del mundo, para hacerlo propio como los regímenes de Cuba y Venezuela. Es el mismo modelo, por eso y no por otra cosa, los idiotas que lo componen, atacan a las instituciones más fuertes como la Justicia, anulan las libertades y básicamente pretenden cerrar la boca del periodismo, para que no se conozcan sus miserias ni sus atrocidades y corruptelas.
Máximo es como su madre, su padre y como el propio Fernández, que mientras atacan a los medios críticos, lavan más de 100 millones de pesos con su periodista amigo, el tránsfuga de Navarro que se lleva millonarias sumas para operar a favor del gobierno, en una radio que solo escuchan los K y en una página web sin otros lectores que no sean ellos mismos. Lo mismo pasa con Cristóbal López, Morales, Silvestre y tantos más.
Sin embargo anoche, la realidad le dio una lección a los idiotas: Gustavo Valdés el gobernador correntino de origen radical, se impuso por el 76,06% de lo votos y sepultó al kirchnerismo junto al peronismo, partido al cual la horda santacruceña se lo ha llevado puesto en esta circunstancia y seguramente lo hará en cada elección de aquí hasta las presidenciales, con discursos tan estúpidos como el de Máximo Kirchner y el del propio presidente.
¿Hay que ser idiota para no darse cuenta, no?
(Agencia OPI Santa Cruz)