La derrota en las elecciones primarias fue un verdadero shock para la vicepresidenta, que descargó parte de ese enojo en su hijo Máximo Kirchner y en su ‘favorito’ Axel Kicillof reprochándoles por hacerla viajar desde Santa Cruz para participar en lo que pensaban sería un festejo.
La derrota en las elecciones primarias fue un verdadero shock para la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que montó en cólera el domingo a la noche tras conocer los resultados oficiales que le dieron la victoria a Juntos por el Cambio. Incluso descargó parte de ese enojo en su hijo Máximo Kirchner y en su ‘favorito’ Axel Kicillof, a quienes les reprochó por hacerla viajar desde Santa Cruz para participar en lo que pensaban sería un festejo y terminó siendo el peor de los escenarios.
“Cristina Fernández de Kirchner está detonada. Ella viajó desde el sur a Buenos Aires el domingo para estar en el búnker que pensaban iba a ser de triunfo. Según fuentes del oficialismo, le ‘remarcó’ a su hijo Máximo Kirchner (digamos remarcar como un verbo suave) y a Axel Kicillof que la hicieron venir para una elección que ella ya sabía sería muy reñida y que podían perder”, detalló el periodista Nicolás Wiñazki en el programa Ver y Rever, del canal TN.
En ese sentido, el conductor agregó que “la relación entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner está peor que nunca” y eso influye no solo en la composición del gabinete, sino también en el rumbo que los argentinos enfrentarán en las próximas semanas. “El domingo a la noche en el búnker del oficialismo, Cristina y Alberto se reunieron a solas durante una hora. No hubo gritos pero sí reproches y mucho nerviosismo”, especificó.
Durante ese encuentro, Cristina Fernández de Kirchner le hizo saber a Alberto Fernández que debía sacar a varios ministros de su gobierno, empezando por el de Economía, Martín Guzmán, a quien la vicepresidenta considera su “peor enemigo” por ser “un delegado del Fondo Monetario Internacional” que en su momento intentó “sacar a uno de los suyos”, en referencia a la polémica que el funcionario protagonizó con el subsecretario de Energía, Federico Basualdo.
Según Wiñazki, la lista de los indeseados de Cristina Kirchner incluye al ministro de Desarrollo Social, Matías Kulfas; de Turismo y Deportes, Matías Lammens; de Educación, Nicolás Trotta; de Trabajo, Claudio Moroni; a la ministra de Salud, Carla Vizzotti; al presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y a los funcionarios más cercanos a Alberto: el secretario general de Presidencia, Julio Vitobello, el vocero Juan Pablo Biondi y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a quien Cristina tilda de “mediocre”.
Pero lejos de querer agachar la cabeza, el presidente prefiere ‘rebelarse’ y mandarle un mensaje a su vice. “Al otro día, Alberto Fernández fue a la Casa Rosada y bajó del helicóptero con Fabiola Yáñez, Vitobello y Biondi. Luego encabezó anuncios con Guzmán, Kulfas y otros ministros que Cristina no quiere. También le pidió a Moroni que anuncie un aumento del salario mínimo”, detalló el periodista.