El negocio del empresario que se jacta de remarcar precios.
Cómo nació la cadena de supermercados patagónica. Su vínculo con la dictadura y los años del macrismo a ambos lados del mostrador. De celebrar la hiperinflación de los 80 a la venta de huesos de pollo y los abusos de precios. El día que Cristina Kirchner la mencionó como “ladrónima”.
¿Y la hiperinflación? – le preguntó la periodista Andrea Lluch a Federico Braun en una entrevista publicada en 2008 por la revista Creating Emerging Markets.
- Para nosotros, la inflación fue un momento muy positivo. La inflación creciente, la hiper-inflación desembocó en esa crisis. Pero para un supermercado que paga a los 60 días y vende al contado, yo decía ‘no era un rey, era un emperador’, porque nuestro balance en el 86, 87, 88, con inflación creciente, fue espectacular – respondió.
Catorce años más tarde, Federico Braun, presidente de La Anónima, repitió un guion similar, consultado por el secretario de Redacción de Clarín, Ricardo Kirschbaum, durante la cumbre que reunió a algunos de los hombres más poderosos del país, por los 20 años de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). “Con la inflación, La Anónima remarca precios”, disparó. Luego intentó, sin éxito, aclarar que se trató de un chiste.
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