El abogado Jorge Trevotich, querellante en el caso por la desaparición de Marcela López salió al cruce de la campaña de demolición del crimen, que llevan delante desde algún sector del poder, haciendo eje en la detención del adiestrador de perros Marcos Herrero, a quien pretenden poner como el hereje culpable de todos los males que aquejan a la justicia de Santa Cruz, la cual inocentemente ha caído víctima de los engaños de este policía quien junto a su perro Yatel, son los artífices del desvío de pistas y plantamiento de pruebas falsas en el caso de la desaparición de Marcela López.
Claro hay que ver quién lo dice: el diario vocero del gobierno en Río Gallegos, LOA y el “gato” Silvestre, desde el Canal de CFK, un periodista ensobrado que no sabe ni dónde queda Santa Cruz, pero repite la partitura que Cristóbal López y De Sousa le bajan.
Es posible que Herrero haya cometido delitos y si es así, deberá pagar. Ahora, es apresurado (y más aún de parte de la jueza en la causa) considerar que en su labor de rastreo en la búsqueda de Marcela López, haya plantado pruebas, cuando aún no hay elementos que lo certifiquen y los que han aparecido, son plenamente contrarrestado por los análisis iniciales que la propia autoridad forense hizo en Santa Cruz.
Por otra parte, no existe una explicación creíble de cómo Herrero podría haber plantado pruebas en la chacra y en el terreno céntrico de los Balado, en este caso huesos, mechones de pelos y hasta un llavero con el nombre de Marcela, siendo que como declaró ante la justicia y lo repitió el abogado, ambos lugares estaban cerrados previo al acceso de los perros y en el caso de la chaccra, el portón de acceso estaba cruzado por una cadena con candado.
Tal como relata Trevotich, quien se comunicó con el abogado de Herrero detenido en Río Negro y alojado en Mendoza, la pericia de ADN realizada al cráneo que supuestamente plantó el adiestrador en Potrerillos en la búsqueda de Viviana Luna, pertenece a un hombre. Y en el mismo sentido, los peritos de Mendoza al compatibilizar las muestras con el maxilar hallado en la propiedad de José Luis Balado, convinieron que se trata de la misma persona: un hombre.
El problema
La diferencia indisimulable que surge de todo esto es que, ese mismo maxilar encontrado en Río Gallegos, comparado con el cráneo en Mendoza y que del ADN practicado resulta ser de la misma persona, pone a Herrero en una situación muy complicada de explicar, pero la contradicción es evidente, por lo que sigue.
En la justicia de Santa Cruz el médico legista le explicó al Dr Jorge Trevotich, a Rocío, la hija de Marcela López, su hermana Viviana y al propio Herrero, que el maxilar hallado en la casa de balado era de una mujer de no más de 30 años fallecida unos 3 años antes.
Inmediatamente de hallado el maxilar, la duda que se produjo en Río Gallegos, fue si ese maxilar podría corresponder a Marcela Chocobar, otro crimen sin resolver de la mujer trans descuartizada en el barrio San Benito. La respuesta lógica de los peritos fue que no era posible, porque el maxilar hallado en la propiedad de Balado era de mujer y Chocobar había nacido hombre.
¿Hombre o mujer?, esa es la cuestiónn
Despejada esta duda y con la seguridad de tener en la causa de Marcela un maxilar de mujer (sin identificar), una vez enviado a Mendoza para su cotejo con el cráneo hallado allí, se transformó en un hueso de hombre. ¿Qué pasó en el medio? ¿Quién miente? ¿Mintieron los peritos de Santa Cruz o mienten los mendocinos? ¿O sustituyeron pruebas?
Si ambos huesos (cráneo y maxilar) pertenecen a una misma persona, un hombre (según peritos de Mendoza) y en ambos casos (Luna y López) intervino Herrero, sin duda quien está en problemas y deberá explicar fundadamente que no tiene nada que ver, es el adiestrador.
Sin embargo, en Santa Cruz, los peritos deben explicar por qué no fueron exactos en el análisis de las pruebas y le dijeron a la familia de Marcela que el maxilar se trataba de una mujer de 30 años. Nada de esto aparece en la información de prensa del gobierno a través de sus medios pagos, con lo cual se recorta una gran parte de la verdad.
Ante tamaña diferencia y teniendo en cuenta la impunidad que ostenta el poder cuando una causa roza el perímetro del territorio político y la causa Nisman es el ejemplo más claro y contundente de lo que decimos, la querella se pregunta si han cambiado el maxilar, a fin de confundir las pruebas y hacer que de los huesos del mismo hombre que hallaron en Mendoza, aparezca el maxilar en Santa Cruz, lo cual cierra perfecto un relato coherente, en caso de que haya una operación para usar al adiestrador como bisagra de la causa y dejar en firme la acusación del plantado de pruebas.
Esto lleva a poner estas acciones en un contexto aún mayor y muy comprometido para el poder, dado que el propio abogado Trevotich, aseguró que el fiscal de la causa en Mendoza le dijo a Herrero que si hacían “un pacto de caballeros” y el adiestrador reconocía que había plantado los huesos, de forma inmediata lo dejaban libre en la provincia cuyana y hablaba con la justicia de Santa Cruz para que hicieran lo mismo.
Si esto es así, la operación para destruir la causa de Marcela López es un hecho. Por consiguiente, esto lleva a reforzar la hipótesis de que desde el poder se ataca al eslabón más frágil de la historia, para desmoronar las pruebas que supuestamente incriminan a sectores políticos, con cobertura judicial que trasciende a la provincia e hilvana un complejo encubrimiento que podría iniciarse en Santa Cruz y comprender a parte de la justicia mendocina.
Lo que dijo, no lo dijo y los dólares no eran dólares
La justicia de Santa Cruz ha desconocido supinamente más de 3 horas de declaraciones de José Luis Balado donde relata una situación que a cualquier juez le llamaría la atención y al menos investigaría y/o llamaría a declarar a testigos para confirmar la veracidad de sus dichos. Por el contrario, los abogados de Balado lo tratan de hacer parecer como loco o delirante, para desvirtuar sus propios dichos, los cuales OPI publicó en exclusiva, contenidos de aquellas conversaciones que mantuvo con Rocío, la hija de Marcela López.
Y el otro dato relevante que hace crecer las sospechas del encubrimiento judicial y político, están dado en declaraciones del Dr Ortiz, defensor de Balado, quien argumentó que “los dólares termosellados” hallados por Herrero, en realidad, eran solo moneda falsa utilizada para un juego de mesa.
En la edición del diario LOA del 6/12/21, citando al Dr Ortiz, el medio expresa: “Los dólares resultaron no existir como tales, sino ser réplicas en papeles pequeños del juego “El Estanciero”, que estaban chamuscados en una caja de zapatos junto a animales de plástico”.
¿Pero cómo, no era que los dólares nunca existieron?. Desde el primer momento se dijo que el hallazgo de los dólares termosellados era un invento de la querella, pero nunca se habló de que habían visto otra cosa, sino, sencillamente que habían inventado el hallazgo de esos billetes.
Es más, a pesar de que a los dólares los vieron Herrero, Rocío, Balado y el Dr Trevotich, la versión “oficial” que tiran los medios pagos, reducen todo a que solo Marcos Herrero los vio, lo cual es una mentira, al punto que el propio Ortiz estaba allí y cuando iban a ingresar al lugar, le advirtió a Balado que no abriera.
Balado no le hizo caso, abrió voluntariamente la puerta y cuando Herrero mostró los dólares termosellados a todos los presentes, incluyendo a Rocio, el dueño de casa se descompensó. Todo esto fue dicho por ellos mismos y OPI lo publicó en el primer informe. Luego, el propio abogado Ortiz dio cuenta de que desconocidos habían barreteado la puerta de ese edificio, con lo cual quedó claro de que allí había algo de mucho valor que encubren desde el primer momento en que se supo.
Ahora aparece esta nueva versión que sustituye a la anterior y de la cual no teníamos conocimiento: resulta que lo hallado en el lugar (que hasta hace poco se negaba) no eran dólares termosellados sino “…réplicas en papeles pequeños del juego “El Estanciero”, que estaban chamuscados en una caja de zapatos junto a animales de plástico”.
Es indudable que la mentira no se puede sostener más que un tiempo, pero no todo el tiempo. La defensa ha tenido que virar 180º y pasaron de negar todo a reconocer que “encontraron algo”, pero como no hay fotos ni filmaciones, ponen en duda lo que se encontró realmente. Y ahí cambian el núcleo de la defensa, diciendo que lo hallado, realmente eran billetes falsos para un juego de mesa.
Con esta excusa que llega tarde, muy a destiempo y huele a un armado de apuro ante la evidencia irrefutable y el ataque a la figura del adiestrador, desde los medios como Página 12, LOA, Crónica, C5N y otros medios oficialistas, intentan suplantar las pruebas de la existencia de un delito paralelo a la desaparición de Marcela López, cuya búsqueda hace muchos meses que abandonaron.
El otro punto del triángulo para desmoronar la causa es seguir la única pista posible según el enfoque de la jueza López Lestón: el suicidio, aunque sobren las pruebas y las declaraciones del propio Balado en las escuchas, donde dice que fue secuestrada. Como si fuera poco en un acto fallido de magnitud, la justicia tratando de rebatir el hecho evidente de que la Búsqueda de Marcela se había abandonado, negaron que ello haya ocurrido, pero dijeron que “se reactivó” la misma; es decir que si reactivó algo es porque antes lo habían “desactivado”.
Y para demostrar proactividad en un acto circense, hace unos día atrás promocionaron vuelos sobre el estuario local, realizados con monomotores del aeroclub local, algo realmente descabellado a más de 6 meses de la desaparición, tratando de encontrar desde el aire un cuerpo que no pudo ser hallado por buzos, lanchas de prefectura y personal de a pie que peinó las costas de la ría (supuestamente) sin éxito. Pretender hacerle creer a la opinión pública que desde el aire (que es como buscar una aguja en un pajar) y más de medio año después, puede haber un resultado positivo escrutando la superficie desde un avión, es de una hipocresía sublime o un encubrimiento descarado de este crimen.
Nadie les cree, eso también es absolutamente cierto. Ahora falta la decisión de la justicia federal si toma o no el caso. Si no hay ánimo de investigar, entre el suicidio imposible, el hueso cambiado y los dólares transformados en fichas de juego, existe una sustitución de pruebas por parte del propio poder, que es igual o peor de lo que se le imputa a Herrero.
(Agencia OPI Santa Cruz)