No es la primera vez que destacamos la falta de prioridad en la inversión pública por parte del intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso y su Secretario de Hacienda, Diego Robles, quienes no paran de construir mobiliario urbano, readecuar canteros, desmonumentar la ciudad y volcar ingentes sumas de dinero, esfuerzo y desviar fondos, en cuestiones secundarias para esta capital, mientras las calles de Río Gallegos están intransitables. Ya sea por los profundos pozos que tiene el pavimento o por la intransitabilidad de las calles de tierra, verdaderos lodazales con lagunas incluidas a solo 20 cuadras o menos, de la plaza San Martín.
Ahora el intendente que plagió el logo de gestión, de su par de Bariloche y le hizo poner ridículos e irrespetuosos globos de diálogos a una gigantografía del General José de San Martín, va a construir la réplica del vapor Villarino, una unidad emblemática que fue el primer buque de la Armada Argentina, en el cual se repatriaron los resto de José de San Martín en el año 1880.
El lugar elegido por el intendente es el sitio donde está el mástil histórico de la ciudad en la intersección de las calles General Roca y San Martín, sin que le haya dado participación al Concejo Deliberante, no se tiene conocimiento que haya consultado a ningún centro histórico, colegio de arquitecto, paisajistas urbanos etc, ni convocado a la opinión de los vecinos antes de decidir su instalación en ese lugar, tal como lo hizo cuando decidió unilateralmente sacar el monumento al General Roca y tirarlo en el corralón municipal o cuando se le ocurrió construir el centro de monitoreo frente a la ría, en el sector del Barrio Jardín, desde donde los vecinos lo sacaron a la fuerza y debió dar marcha atrás.
Como en cada oportunidad donde da un paso inconsulto (ergo: siempre) el intendente mandó a la Directora General de Obras Natalia Quirós a realizar un periplo mediático por redacciones y radios que abren sus micrófonos o escriben sin cuestionar una sola coma de lo que dice y en ese marco, la funcionaria acudió al argot netamente kirchnerista al decir que el municipio pretende “poner en valor” ese sector de la ciudad, donde van a construir la popa y proa en hormigón armado del Vapor Villarino, justificando Quirós, que esa nave, históricamente, es muy representativa de la fundación de la ciudad.
Eso si, como forma de endulzar los oídos de quienes puedan criticar la iniciativa o la inversión, dijo que el trabajo lo harán “totalmente con personal municipal”, pero omitió un pequeño/gran detalle: el costo.
La Directora de Obras Públicas, cuyo titular, Lucas Otín, hace poco fue multado por conducir ebrio (con 1,25 en sangre) en la vía pública y la Directora de Tránsito le ordenó a los inspectores que le restituyeran la unidad secuestrada y lo dejaran pasar, tras la estelar presentación de “la obra”, no dijo una palabra sobre cuánto le va a costar a los contribuyentes de Río Gallegos la maqueta cuyo hormigón armado y/o cemento, podría lucir mucho más útil si fuera a remediar los enormes baches que rompen el tren delantero de autos, los cordones de veredas destruidos o vaya a saber qué equivalente en dinero tendrá esa obra, cuyos fondos podrían usarse para asfaltar un par de calles que a pocas cuadras del centro, siguen siendo de tierra, sin mantenimiento y dejan a al ciudad capital con el mismo aspecto que hace 20 o 30 años atrás.
No se recuerda ya, ningún intendente kirchnerista o radical, que hayas tenido un plan de pavimentación serio, excepto carísimos trabajos de remiendos que se rompen a los dos meses, como sucedió con el reasfaltado de la avenida San Martín o la entrada al Barrio San Benito, todas obras de Pablo Grasso, más ocupado en facturar con obra pública de dudosa, poca o relativa importancia (en relación a otras prioridades), que en ofrecer comodidad al vecino, incumpliendo (como siempre) las promesas que hizo en su campaña del año 2019.
(Agencia OPI Santa Cruz)