Alberto, Cristina y Massa, el lastre que lleva al peronismo a las profundidades en las urnas.

Nada que hagamos los seres humanos está libre de sus consecuencias. El principio de la física sobre “acción y reacción”, se aplica perfectamente en este caso. El presidente, su vicecondenada y el abogado reconvertido en Ministro de Economía, producen acciones tan ofensivas a la inteligencia pública, a la conciencia ciudadana y a los habitantes de este país, especialmente, que sin duda la reacción popular en las próximas elecciones, será la consecuencia inevitable que impactará a través de las urnas en el partido político que los contiene: el peronismo.
El peronismo es una figura retórica de la política nacional anclada (en su momento) en un discurso populista/constructivista, que ha sido olvidado en sus fundamentos, lejos de sus principios iniciales y denigrado conceptualmente a lo largo de muchos años de uso indiscriminado y abusivo para engañar con “cuadros” que nunca fueron esencialmente “peronistas” y es el caso del kirchnerismo, que por 16 años ha parasitado, absorbido y destruido al partido de Perón.

La única posibilidad de sobrevida del peronismo como tal, es resurgir con gente nueva sacudiéndose la mugre partidaria enquistada entre sus músculos, comprendida por gobernadores, intendentes y presidentes y ex presidentes que se han transformado en oligarcas consumados, burócratas consuetudinarios y rapaces de los dineros públicos, todo potenciado por el agregado intrusivo del partido de Néstor y Cristina, el FPV, con sus colaterales, La Cámpora, Kolina y los grupos de presión denominados “Dirigentes sociales”, soldados en la sombras que aparecerán a destruir lo que resta del país, cuando sus billeteras queden flacas y deban tirar 24 o 50 toneladas de piedra en el Congreso.
Y estos lastres políticos, colgajos que de funcionales en la crisis del 2001 pasaron a ser una pesadilla que nunca más se pudo sacudir el peronismo nacional, son quienes enterrarán las esperanzas del otrora “Justicialismo” si siguen camuflados tras la máscara indeseable del populismo berreta que practica Alberto, Cristina y Sergio, quienes cuando les conviene son “peronistas” y cuando no, abren fuego amigo contra quienes ya no les son útiles; esto pasó con Sergio Acevedo, con Carlos Sancho y Daniel Peralta en Santa Cruz y ahora lo están haciendo con Alberto Fernández, un hombre cuyas convicciones y dignidad, dejó colgadas detrás de las puertas del departamento de CFK, donde la vicecondenada, armó este incubus llamado “peronismo”, solo para hacerse del poder y ahora que ya no sirve, demolerlo, como hizo siempre el kirchnerismo en su historial. (Agencia OPI Santa Cruz)