La Vicepresidente Cristina Fernández, votó en Río Gallegos, luego de llegar en el avión de YPF al aeropuerto local, la vieja costumbre de usar los bienes del Estado como si fueran propios.
A la salida del cuarto oscuro y como siempre ocurre, un grupo de periodistas la esperaban para preguntarle cosas que no solo no tienen sentido, en general sino, además, son de respuestas inocuas; sin embargo, alguien le manifestó “¿Cómo cree que van a recordar su gobierno?” y la vicecondenada, girando la cabeza en dirección al cronista, pretendiendo “infundir miedo” le dijo “¿Qué dijiste?” y enseguida le recriminó “¿Mi gobierno? Mi gobierno del 2015 lo va a recordar (de forma) maravillosa porque por eso ganamos en 2019…”.
Dijo que en TN están con eso de que “es el gobierno de ella” y acotó su responsabilidad solo a su función en el senado.
El resto de las pavadas que dijo esta mujer alienada, soberbia y sin empatía, no son relevantes ni siquiera para tenerlas en cuenta como opinión personal, dado que ella es parte del problema, no de una solución presente y futura.
Cristina Fernández, además de corrupta, populista y condenada por delitos en ejercicio del gobierno, es la responsable primaria de que Alberto Fernández se transformara de crítico recalcitrante en una mansa oveja que obedeció al pie de la letra la partitura que le escribió Cristina, la misma que hoy pretendió sacarse el lazo del cuello.
Amansada la oveja, lo maquilló de moderado y lo largó al ruedo electoral, mintiéndole (una vez más) a la sociedad, haciéndoles creer que volvían mejores y para completar la mentira grosera y el engaño público obsceno, convocó a la otra pata de “la oposición de cartón”, el hipercrítico llamado Sergio Massa e hizo un revuelto de gramajo de donde salió este gobierno “de científicos”, frase acuñada por su presidente títere y de cuyo resultado político oprobioso, hoy se quiere apartar, no quiere reconocer, ni hacerse cargo la vicepresidente mitómana que tenemos y cuyo mandato, Gracias a Dios, termina en unos días.
Ella hizo todo para que Alberto Fernández esté al frente de la presidencia y hoy lo desconoce, solo y simplemente porque su gestión es el peor desastre de la historia argentina. Su nuevo arlequín Sergio Massa, es corresponsable del desastre económico y principal culpable de la profunda crisis de pobreza, hiperinflación, desocupación y desintegración nacional, en cuyas puertas nos tiene éste, su gobierno (el de Alberto, Cristina y Massa) y esta vez a través del Ministro candidato, que es también quien ha recibido su bendición, pero esta vez, más precavida, juega tras bambalinas, ahora que va al balotage con posibilidades de ganar, seguramente resurgirá la mitómana a ponerse al hombro el posible triunfo del oficialismo, como hizo con Alberto, al que ahora desconoce. (Agencia OPI Santa Cruz)