Cuando la corrupción obscena y prostibularia mostrada por el funcionario de Axel Kicillof y amigo de Sergio Massa, aflora de manera tan clara e indecente a los ojos de los argentinos, cuya población tiene 19 millones de pobres y 3 millones de indigentes, no solo se desenmascara a los transas y vividores de la política y particularmente de este gobierno, sino, fuerza el desencanto y hace estallar el odio entre los oprimidos y nacen buscapie como Javier Milei, tipos sin recursos genuinos, excepto el de ser un oportunista agazapado, quien solo dice aquello que los que tienen bronca quieren oir y nos lleva de nuevo al precipicio de la incertidumbre cortando (una vez más) nuestras esperanzas con la motosierra.
Un virtual “muerto de hambre”, el Jefe de Gabinete del gobierno provincial, intendente de Lomas de Zamora donde no vive y candidatos a concejal, Martín Insaurralde, trepó hasta convertirse en un potentado hombre de la política, que, como otros, nada podría tener en esa magnitud que tiene, si no le hubiera robado al país, desde la función pública.
De aquel tipo que hacía pasillos en los programas de Tinelli, dando lástima por el padecimiento de un cáncer, hasta las fotos al lado de la mediática de moda Jésica Cirio, quien supo usufructuar la buena vida robada por Insaurralde al punto que le pidió 50 millones de dólares para divorciarse, hay un mundo de diferencia y la justicia (de haberla) debería caer sobre ambos porque si el funcionario es culpable, su ex esposa es cómplice.
Pero como la impunidad es una marca registrada en la Argentina hecha a imagen y semejanza de los Kirchner, los De Vido, Boudou, Báez y otros miles, Martín Insaurralde tiene la íntima convicción de que este escándalo de su viaje a Marbella con su nueva amante, el alquiler del barco a un razonable precio de 12 mil dólares por día, hoteles de lujos a más de 6 mil dólares por día, los regalos de carteras Louis Vuitton y los mejores lujos que se puede dar alguien que le robó el estatus de la clase pudiente, solo desde sus puestos de funcionario público, cree que nunca pasará de los tres o cuatro días en los medios de la atribulada Argentina y luego desaparecerá; un poco por presión del propio gobierno sobre los medios que tiene pautados y otro poco por la propia abulia de la población que se ve superada por estos personajes escatológicos, el Jefe de Gabinete está convencido que más temprano que tarde, todos olvidarán.
Pero posiblemente y Dios quiera suceda, Insaurralde con su descarado comportamiento de narco-rico contemporáneo, constituya “el cajón de Herminio” y le resulte un pesado baldón a Sergio Massa en plena campaña y al gobernador de Buenos Aires, quien busca permanecer en el poder. Versiones hablan de que lo hicieron renunciar al cargo en la provincia, pero no como Intendente, donde gana más de 3 millones de pesos por mes.
Mañana viene el primer cruce “oficial” de los candidatos en un debate público. Habrá que ver si los candidatos le ponen sobre la mesa a Sergio Massa, el tema de su amigo rico y lo apuntan como cómplice de esa magnífica y opulenta demostración de dinero que hace quien hasta hace 10 o 12 años era, repito, “un muerto de hambre”.
Si después de demostrar este desquicio en la cara de todos los bonaerenses y los argentinos, Mássa, Kicillof y toda esta banda de forajidos, siguen teniendo posibilidades ciertas de ganar con el voto de la gente, es que estamos ante una sociedad que no merece nada mejor que lo que nos pasa, ni tener más esperanzas que el incierto destino que nosotros mismos nos autoimponemos. (Agencia OPI Santa Cruz)