Nos hemos acostumbrado a la doble cara del populismo, pues lo vivimos durante casi 20 años en Argentina. El nuestro, encarnado en Néstor, Cristina y su prole, como el venezolano de Chávez, el de Evo Morales y Rafael Correa, se complementa con el aditamento “ideológico-práctico” fundado en un neologismo político de la época: el ladriprogresismo; es decir, autócratas que en su grandilocuentes discurso en defensa de los que menos tienen, los despojan de lo que más tienen y se enriquecen a costa del pueblo, robándole todo, incluyendo la esperanza, como en el caso de Venezuela con el dictadorzuelo usurpador de Nicolás Maduro.
Cuando estos personajes hablan, elaboran ideas y discursos desde su óptica política y social alienada, obtusa y pseudo mesiánica, recortan la realidad, la transforman a su “deber ser” y la transmiten siempre disfrazada de “su realidad” que resulta una composición modificada de la que nos circunda, horneada en el pensamiento afiebrado de estos aprendices de déspotas con un solo objetivo: crear poder o de ostentarlo, mantenerse en él el mayor tiempo posible.
Esta breve introducción es para situar al personaje que nos ocupa: Cristina Fernández, vergonzosamente la ex presidente de nuestro país condenada por hechos de corrupción en funciones, tras haberle robado un PBI a todos los argentinos.
No es intención ni objetivo de este artículo repetir las estupideces que dijo una mujer sin autoridad moral para hablar de política y menos aún criticar a otros, pero me parece necesario detenerme en algunas cosas que manifestó en México (donde pudo ir con autorización judicial) en un curso sobre realidad política y electoral de América Latina, una materia que tanto ella como varios de los que estaban ahí se la llevaron previa.
Como máxima manifestación de reclamo al dictadorzuelo Nicolás Maduro, Cristina dijo “por el pueblo venezolano, la oposición, la democracia y el legado de Hugo Chávez, que se publiquen las actas“.
No hay cuestión que suene más falsa en boca de un autócrata populista y ladriprogresista, que una referencia a la democracia y al pueblo, valores que desprecia, usa y moldea de acuerdo a sus necesidades partidarias, políticas o financieras propias.
Y como si fuera poco, la condenada argentina dejó a salvo a Hugo Chávez, el padre de la criatura junto con su marido, al incluirlo en la frase que deja a Maduro como el imbécil (que de hecho lo es), quien hizo todo distinto a lo reglado por el maestro, con lo cual CFK, publicamente trató de desmarcarse del criminal, pero obvio, no logra hacerlo porque conciben el poder de la misma forma, son partes de la desgracia latinoamericana y durante sus gobiernos en nuestro país, Maduro fue el sostén del régimen kirchnerista que, por suerte, el voto del pueblo puso fuera de juego en el 2023.
Haciendo una gambeta a lo Messi para no repudiar a la dictadura criminal de Maduro, la viuda dijo “Frente al claro y concreto problema que se produce a partir de las últimas elecciones presidenciales, comparto totalmente el comunicado que firman López Obrador, Lula da Silva y Gustavo Petro”. “La responsabilidad en materia de relaciones internacionales es vital“.
Para Cristina Fernández, la usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro, después de perder las elecciones por un 70% o más, donde el propio pueblo lo echó a patadas, es un “…claro y concreto problema que se produce a partir de las últimas elecciones presidenciales…” (¿?) y para exculpar al fascista amigo y colaborador del régimen que ella no pudo establecer en Argentina dijo “En Venezuela no hay diablos ni ángeles” y agregó “Nadie te explica cómo se enfrenta una economía de bloqueo”.
Con estas pocas palabras Cristina Fernández no solo justificó las atrocidades del genocida Nicolás Maduro, a quien le aliviana la carga de culpabilidad por los crímenes atroces que comete, encarcelamiento, torturas y desapariciones, sino que reduce todo a la lucha en defensa propia que ejerce Venezuela, porque el resto de los países han decidido bloquearlo como a Cuba. Eso, según el buen entender de Cristina Fernández (que no es mucho), es motivo suficiente para justificar cualquier atrocidad del régimen.
Pero la condenada no dice, por ejemplo, que tanto Venezuela como Cuba son narcoestados, que la gente está prisionera, sometida y desposeída. Tampoco dice que “el bloqueo” es una falacia, un concepto de la guerra fría en la vieja época de la crisis de los misiles y que Venezuela, con los “antimperialistas” de Chávez y Maduro a la cabeza, han dilapidado el petróleo, el oro y la plata (entre otros recursos naturales) vendidos a precio de liquidación a “los imperios”, entre ellos a China, Rusia y a EEUU al que dicen despreciar y donde van a invertir el dinero que se han robado del país, tal como hicieron los kirchneristas (Daniel Muñoz, por ejemplo, pero hay muchos más) que compraban suntuosos departamentos en Miami, con los fondos robados a nuestra República.
Por eso, es que no tiene ningún valor lo que haya dicho Cristina Fernández en México, sobre los países latinoamericanos, la democracia, Venezuela de Maduro y las políticas regionales; sencillamente, no puede hacerlo, porque es la persona menos indicada. (Agencia OPI Santa Cruz)