Garbarino enviará 1800 telegramas de despido.

La decisión de los actuales dueños de la empresa es cerrar todos los locales, quedarse con una docena de tiendas de Compumundo y menos de 1000 trabajadores
Con el paso de los días la situación de Garbarino se agrava y entró en una preocupante espiral. La cadena que en su momento llegó a pelear el liderazgo en el mercado de electrodomésticos, decidió empezar a enviar 1800 telegramas de despidos, lo que implica desprenderse de casi dos tercios de su fuerza laboral.

Unas horas de que se conociera la decisión de la empresa, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria por un plazo de quince días hábiles. La medida implica la suspensión de todos los despidos por las próximas tres semanas, aunque la delicadísima situación financiera que enfrenta Garbarino no permite ser muy optimista en el mediano plazo.
Más allá del dictado de la conciliación obligatoria, la decisión de la empresa que hoy está controlada por Carlos Rosales es cerrar todos los locales de Garbarino para quedarse únicamente con una docena de tiendas de Compumundo (la segunda cadena del grupo) y menos de 1000 trabajadores.
“No nos queda otra alternativa que mandar los telegramas. Probamos todas las posibilidades y les planteamos a todas las autoridades lo que nos está pasando, pero hace nueve meses que no recibimos ningún tipo de ayuda de parte del Estado, excepto los Repro”, se quejaron en la empresa.

“Ajustarnos es la única opción que tenemos para salvar la empresa y más adelante avanzar en un relanzamiento de la empresa, con un negocio más chico y concentrado en la venta online”, señalaron en la compañía.

Los problemas que enfrenta Garbarino no son nuevos y la empresa les adeuda a sus empleados los sueldos de los últimos seis meses.

“Dicen que dejan a disposición las liquidaciones finales con media indemnización por emergencia y lo único que hacen es darte el papel pero no el dinero”, se quejó un trabajador de Garbarino que se contactó con LA NACION.

Panorama complicado
Garbarino hoy acumula una deuda cercana a los $10.000 millones con un consorcio de bancos y las principales empresas fabricantes de electrónica y electrodomésticos.

En junio de 2020, la cadena de electrodomésticos pasó a manos del empresario Carlos Rosales, titular del grupo asegurador Prof. Cuando Garbarino se vendió, la cadena contaba con cerca de 200 locales y más de 4000 empleados.

El nombre de Carlos Rosales es más conocido en el ambiente del fútbol que en el mundo de los negocios. Rosales ingresó a la política de San Lorenzo hace 10 años como candidato de la lista de Carlos Di Meglio, que perdió finalmente con Carlos Abdo. Pero desde el año pasado es el protesorero del club de Boedo, cargo al que accedió de la mano de Marcelo Tinelli.

Antes de ingresar a la política de San Lorenzo, tuvo un paso por la política como director provincial de Clubes de Barrio de la Secretaría de Deportes de la provincia de Buenos Aires, durante la gobernación de Daniel Scioli.

El rubro de los electrodomésticos se vio muy golpeado por la crisis económica y los cambios en los hábitos de consumo y el avance de las compras online.

Sector golpeado
Garbarino no es la única empresa del rubro electrodomésticos que enfrenta una delicada situación. Hace unas semanas Ribeiro -otra de las cadenas más importantes- se presentó en concurso de acreedores, mientras que Carsa (una de las dos empresas que opera con la marca Musimundo) avanza con un proceso de reestructuración de su deuda.

El panorama para los jugadores tradicionales de la industria se vio agravado por los cambios en los hábitos de consumo que aceleró la pandemia y el crecimiento de la venta online. En este caso, el gran ganador fue Mercado Libre. La firma fundada por Marcos Galperin desembarcó con todo en la venta de electrónica y electrodomésticos en el último tiempo, a través de su propia plataforma: Electrónica Mercado Libre, que se hizo muy fuerte en la venta de celulares y televisores.

Sin embargo, también hay empresas del sector que están aprovechando la crisis de Garbarino para reposicionar su negocio. Frávega, que lidera el negocio, acaba de concretar la apertura de una tienda en Ushuaia. “Esta apertura es parte del plan de inversiones que estamos llevando adelante en sucursales, logística y tecnología, en el marco de nuestra estrategia omnicanal”, explicó Manuel Sánchez Gómez, director general de Frávega.

Otra cadena que busca ocupar los lugares libres que está dejando Garbarino es la platense Aloise. La firma que cuenta con cerca de dos decenas de sucursales en la ciudad de las diagonales ahora negocia para desembarcar en Buenos Aires de la mano del algún shopping.