Dieciséis años transcurrieron desde la renuncia intempestiva del entonces gobernador, Sergio Acevedo, fundada en formales y genéricas «razones particulares», aunque nunca fue debidamente explicitada a la sociedad. Cómo era posible que quien había arribado a la gobernación con un histórico respaldo del 70% de la ciudadanía dejara el cargo de un día para el otro en el más absoluto silencio.
El festejo desbordado de funcionarios y acólitos en el Salón Blanco de Casa de Gobierno en la asunción de Carlos Sancho en reemplazo de Acevedo, abonó la sospecha de que su partida obedecía más a una expulsión del poder, que a una decisión personal.
La versión no oficial sobre las verdaderas razones de su renuncia, no demoró en instalarse en el discurso social, «el gobernador se fue porque no quiso pagar adelantos financieros a Lázaro Báez que gestionaba el propio Néstor Kirchner». Nunca los involucrados lo reconocieron públicamente, pero tampoco nunca nadie lo desminstió.
Hoy en su alegato, el fiscal Sergio Mola citó aquel episodio traumático para los santacruceños -no olvidar que Carlos Sancho también renunció al año siguiente- y exhibió declaraciones de Sergio Acevedo a medios periodísticos, donde habló de cartelización de obras en Santa Cruz, y de los pagos adelantados de certificaciones, «lo sostuvo incluso en la justicia», afirmó el fiscal.
Mola dijo que la renuncia de Acevedo fue una de las «alertas» que indicaban irregularidades en las adjudicaciones de obras a Lázaro Báez financiadas con fondos nacionales.
Fuente: Hector Barabino.