UNA NAVIDAD CON DEUDA MORAL DE LA JUSTICIA, EL GOBIERNO Y DE LA SOCIEDAD ANESTESIADA

 Hace dos días, exactamente el 22 de diciembre, se cumplieron los siete meses desde la desaparición de la vecina Marcela López en Río Gallegos. No se tiene ninguna novedad, ni rastro, ni idea de dónde puede estar la mujer y mucho menos de lo que puede haber pasado; al menos oficialmente.

No vamos a volver a repetir acá lo dicho hasta el cansancio, pero si recordar que la deuda moral de la justicia y del propio poder, es grande e impagable, no tanto por ser inútiles a la hora de investigar sino por ser cómplices a la hora de ocultar.

Cuando esta noche levantemos las copas para brindar en las tradicional Noche Buena y recibamos la Navidad, esa fecha establecida por los Cristianos para sustituir la creencia de los Romanos que hasta ese momento adoraban al Dios pagano de la agricultura e instalaron a Jesucristo como el “sol” que trajo al mundo la luz de la verdad y la paz, tendremos en Río Gallegos y en Santa Cruz tres grande ausencias: Marcela López, la justicia y la moral.

La ausencia de Marcela (a quien nunca conocí) pesará en la tristeza de su familia, de sus amigos, de sus hijas, de sus hermanas, a quienes no les burbujeará una copa de champaña, les quemará el dolor de la duda y el desamparo, la falta de solidaridad y de empatía en este duro trance que les impone la vida: la incertidumbre de no saber lo que ha pasado con Marcela y no tenerla viva en la mesa, ni su cuerpo en una tumba, para llevarle una flor.

La otra gran ausente es la justicia. Y esta ausencia es la peor, la más dolorosa y la sufre no solo la familia López, la padecemos todos los santacruceños y argentinos de bien, muchos de los cuales no nos damos cuenta porque quizás, aún, no nos tocó de cerca sufrir su accionar indolente o cómplice.

Marcela López está dentro de un enorme expediente en un juzgado de Río Gallegos y descansa desmembrada en “recursos”, “amparos” y “pedidos de cambio de jurisdicción” en la Justicia Federal, que aún no se expidió sobre si se hará cargo de investigar o no, entre esos papeles que huelen mal.

Ambas deudas están impagas. Pero hay una deuda mayor que involucra a toda la sociedad y es la deuda moral, cuando el empecinamiento de unos pocos, quienes deben velar por la libertad y el bienestar de todos, subsumen al resto en la ignorancia y la injusticia y lo que es peor, gran parte de ese colectivo bastardeado por el poder político, asiste impávida a su propia destrucción silenciosa e inexorable, solo recuperable si se hicieran prácticas las palabras de Thomas Thynne​: “Vox populi vox Dei” realidad el concepto de Thomas Thynne Vox populi vox Dei y en el caso de Marcela López, no aparece…

Feliz Navidad, a los que puedan levantar la copa sin culpas por estos 7 meses de injusticia.

(Agencia OPI Santa Cruz)