El fin de las alianzas, el síndrome destituyente del kirchnerismo y el fin del gobierno de Alberto y Cristina donde ella dice que la culpa no es suya.

Hubo tres alianzas políticas en el país. La denominada Alianza, propiamente dicha, con Fernando de La Rúa y Chacho Álvarez, la de Juntos por El Cambio y la actual denominada Frente de Todos. Ninguna de ellas triunfó en la gestión de gobierno, todas fracasaron. En el medio hubo 12 años de gobierno netamente kirchnerista, regido por una sola mano (Néstor y después Cristina Fernández) donde nada se hacía por fuera de la decisión y los caprichos de sus respectivos presidentes. Tampoco resultó, excepto para algunos vivos que se enriquecieron desde el poder.

Sin embargo, lo ocurrido en el Congreso la semana pasada, es la lápida de los políticos que se juntan para ganar elecciones, pero a quienes no los une absolutamente nada más que la ambición de llegar al poder aunque no sepan cómo, sin plan, sin conocimiento previo ni capacidad objetiva para sacar a la Argentina del pozo. Los únicos que salen del pozo, son los propios políticos, los cuales cambian su vida y la de sus familiares y amigos en el tiempo que dura su gestión, sabiendo que ninguno de ellos irá preso.

El último rejunte político para ganar la presidencia fue el del denominado Frente de Todos, que, como siempre dijimos aquí es el Frente para la Victoria disfrazado de alianza, para ampliar su base de votos, pero sin ninguna expectativa de trabajar para el país. De hecho (y esto habla muy mal de los argentinos) una mujer multiprocesada, tuvo la iniciativa de convocar a dos díscolos como Alberto y Sergio, para taparles la boca con un cargo: a uno lo puso como el Sensei de su hijo en la presidencia de la Cámara de Diputados y al otro lo ungió como presidente títere, para manejarlo desde la vicepresidencia como mejor le pareciera.
Y aquella fábula del sapo y el escorpión, la cual comenzó al poco tiempo de asumir Alberto Fernández, comenzó a ser más evidente y ahora quedó con fractura expuesta.

Pero la pelea por el FMI es solo una mascarada, una excusa, un intento de Cristina Fernández y su hijo para abrirse a tiempo de las esquirlas sin hacerse cargo del desastre que armaron, que potenciaron y del cual son absolutamente responsables.

Ellos son el gobierno

Cristina Fernández, Máximo, Massa, Larroque y toda la cantidad de funcionarios y partidarios que parecen se oposición de Alberto Fernández, no son “los otros”, son el mismo gobierno.Todos ellos tienen la misma responsabilidad institucional ante el pueblo argentino y no solo de quienes los votaron, sino de quienes no los votaron.

La pretendida diferenciación de CFK y su hijo de Alberto Fernández, es una estrategia para cubrirse de los impuestazos que empezaron hoy, de la inflación descomunal que se acrecienta y del descontento popular que los marcará de cara al 2023. Y, por ese motivo, pretenden ponerse “en la vereda de enfrente” del gobierno que no solo armó, impulsó y propuso CFK, sino del cual forman parte y constituyen en una sola pieza hasta las próximas elecciones.

Demagogia y paranoia

La demagogia política de la vicepresidente es un rasgo singular que la caracteriza. Cuando le interesa, cogobierna, cuando las papas queman, se hace la diferente para no pagar los costos de sus propias acciones.

Todo es una sola cosa, solo dividido por los caprichos y el autoritarismo del kirchnerismo cuyos males y peleas no les interesa a nadie más que a ellos. La gente no registra sus problemas, solo ve un grupo de personas que se juntaron para ganar el poder de un país que les ha quedado grande y que ya no pueden dominar con el relato y las mentiras. En ese momento aparece la paranoia de la vice, reactiva y paranoica, cuando las cosas no salen o no las hacen como ella quiere.

Mala actriz

Cristina Fernández volvió a incursionar en la autovictimización, produciendo (una vez más) un video de un supuesto ataque a su oficina. El video falso, armado y editado, no ha logrado despertar nada más que risas y sospechas de lo mal que está el gobierno partido en dos por su promotora, quien ahora pretende generar un clamor en su favor, tratando de sacar partido de una situación de la cual es responsable.

La vice subestima tanto al pueblo, que lo insulta con este video oportunista el cual tiene más fallas que aciertos, incluyendo (y no es un dato menor) que no repudia a los supuestos atacantes, porque quienes estaban en la plaza (y no ante su oficina) en esos momentos son los mismos aliados del Instituto Patria que ellos mandaron en el 2018 a tirar 14 toneladas de piedras en el Congreso con la Ley Jubilatoria de Macri.
El MST, el Polo Obrero, el gordo del mortero, los partidos de izquierda y los grupos que viven de los planes sociales que manejan funcionarios y marginales asociados a este gobierno como Fernando “Chino Navarro, Emilio Pérsico, Rafael Klejzer, Esteban “El Gringo” Castros, Juan Carlos Alderete y Juan Grabois, entre otros, son lo que fueron a manifestarse en contra del propio gobierno que ellos impulsaron en el 2019.

Hoy, manejados por el kirchnerismo (Máximo y CFK), son quienes actuaron como el escorpión sobre el lomo del sapo. No son “otros”, como dice la vice, son los mismos enviados por ellos, para cultivar el caos a fin de evitar los malos tiempos políticos que vienen, pretendiendo que creamos que son distintos, cuando es el mismo padre de la criatura que se llama Alberto Fernández y del cual se tienen que hacer cargo, porque son ellos mismos que como alianza son un desastre y como las ratas, tratan de abandonar el barco en medio de un tifón en el océano. (Agencia OPI Santa Cruz)