El Washington Post calificó a la Argentina como una sociedad psiquiátrica y realmente solo basta ver la forma esquizofrénica con la que se mueven los medios K, verdaderos órganos de propaganda política y nodos de operaciones anti-Milei a través de periodistas pagos que hacen denodados esfuerzos por destruir al contrincante de Massa en el balotaje y en realidad, solo logran encumbrarlo.
Milei hace más de 10 días prácticamente se ha desvanecido y corrido de la exposición pública. Sin duda el consejo más práctico ha sido “desaparecer” de los medios, bajar el perfil y dejar que Massa y sus boys, expliquen la cuadratura del círculo, se digan y se desdigan, mientras el libertario mantiene una austera relación con los sectores ávidos de frases, caras raras, gestos y mucho más aún, declaraciones que sirvan para deshilacharlo en C5N, la Tv pública, América o las radios de la “corpo K”.
Desde el actuado y vergonzoso monólogo de Jorge Rial “aconsejando” a Milei que se baje del balotaje, más que como un “amigo” como un verdadero capo mafia y los operadores de Cristóbal López en el canal de Cristina, aludiendo a “fuentes muy bien informadas”, recordando el renunciamiento de Menem con Kirchner, no dudaron en suponer que Milei dejaría la contienda electoral y se retiraría del desempate. Todo pintó a desesperación y desorientación.
Pero si esto no resultaba suficiente, tras los dichos de Sergio Massa que aseguraba “no ser kirchnerista”, tratando de eludir las esquirlas envenenadas del 70% de la población que los detesta, salió Cristina Fernández, que hace meses no se la escucha ni se la lee en las redes, pidiendo a La Cámpora y soldados K que militen a Massa he hizo un llamado a “Unidad Popular” señalándoles “pongamos todo para asegurar el triunfo”.
Cualquier esfuerzo de Sergio Massa por parecer distinto y venderse como un moderado, ecléctico, antigrieta y menos aún “no kirchnerista”, no prosperó. Su entorno se encargó de mostrarlo como lo que es, otro Caballo de Troya de un kirchnerismo residual, cada vez más minusválido, pero nunca anulado como pretenden algunos comunicadores, quienes batallan con la otra camiseta y aún, sabiendo que Milei es un salto al vacío, prefieren la incertidumbre de lo que vendrá, a la seguridad de lo que nos espera si el que toma la posta es el actual Ministro de Economía.
Como pasó con Alberto, el kirchnerismo se muestra agazapado tras la piel cambiada de la gran víbora encubierta que mudó su pelaje para camuflarse tal como lo hizo el actual presidente, el mismo que prometía no solo lo que incumplió, sino que hizo exactamente lo contrario y un poco más.
Y Massa, ahora refugiado en su origen “Renovador” le quiere vender al pueblo argentino que él es el cambio, pero no tienen nada para mostrar más que miseria, corrupción y decepción. No solo es más de los mismo, se presume que Sergio Mássa es y será peor a todo lo visto y Cristina cree que es el único que en pago de su apoyo, podría firmarle un indulto presidencial (en caso de ganar) y blindarla de la justicia que la acecha para cobrarle todos los delitos que ha cometido.
Así está el panorama a pocos días del balotaje. Milei no se baja y excepto algunos “Radicales libres”, más los kirchneristas como Grabois o Brancatelli que tragan el sapo con lubricante espeso obligados a taparse la nariz, el resto de la prensa se anima a evaluar un escenario electoral complejo, pero de gran incertidumbre para el aparato del gobierno que aún teniendo toda la estructura y la plata del pueblo para hacer campaña, a poco más de 15 días, aún no puede asegurar ese triunfo y vive cascoteándole el techo a su oponente, usando los medios hegemónicos y los comunicadores dolarizados que pretenden ayudar al candidato oficialista, cuando en realidad, lo hunden. (Agencia OPI Santa Cruz)