La intención de usar al seleccionado nacional de fútbol en Qatar como mascarón de proa político, por parte del gobierno de Alberto, Cristina y Massa con una foto en el balcón de la Rosada con todo el pueblo al pie, excedió las expectativas de los cultores del engaño, la mentira y sobredosis de relato.
En una decisión correcta y con suficiente razonabilidad, los jugadores de fútbol liderados por Messi y el técnico Scaloni, se negaron a ser usados por el gobierno nacional, a pesar de los esfuerzos que hicieron desde el kirchnerismo periodistas, relatores, gobernadores K y el propio Massa y su gente, influyendo a través del presidente de la AFA, Claudio “chiqui” Tapia, quien navegó en aguas turbias hasta captar el ánimo del equipo, quien se negó expresamente a prestarse al juego político del gobierno nacional.
Las fuentes consultadas por OPI desde el propio corazón de la AFA, indican que hubo dudas sobre el arribo de la selección nacional (completa) al país, debido a las exigencias que pretendieron imponerle al equipo, (aún perdiendo la final de Qatar) de concurrir a la Casa Rosada para ser felicitados en un acto oficial, por el presidente Alberto Fernández, su vicepresidente Cristina Fernández y Sergio Massa, entre otros y de esa manera obtener la foto tan ansiada: saludar con los brazos levantados junto con el equipo, mientras en Plaza de Mayo cientos de miles de argentinos muestran su alegría.
“La pelea política fue bastante grande acá y Tapia no pudo desoír la voluntad de los jugadores que dejaron bien en claro que su llegada al país tenía que ser para conectar con la gente, no con el gobierno” y agregó “La voz cantante la tuvo Messi y Scaloni apoyó junto con todos los jugadores, en su mayoría presionados por las propias familias”, pero concluyó “sin embargo y en base a la presión que aún hoy se sigue ejerciendo desde la política, no sería imposible que logren forzar algún foto política para aggiornarse con un triunfo o aún no siendo campeones, pegarse al esfuerzo y al éxito de la selección, cuando el propio presidente desprecia el esfuerzo y el mérito que llevó ahí al equipo argentino“.
En el año 2014 cuando Argentina perdió la final contra Alemania en Brasil, el seleccionado de fútbol conducido por Alejandro Sabella, arribó al país en plena presidencia de Cristina Fernández y debido a la simpatía política del DT con el kirchnerismo, más la injerencia de Humberto Grondona, de negocios cruzados con el entonces gobierno nacional, hicieron posible lo que muchos jugadores y especialmente Lionel Messi trataban de impedir: el uso político de la selección nacional.
En aquel momento la entonces presidente CFK felicitó al grupo por la “dignidad, la garra y la pasión” con que jugó y paradójicamente reconoció que no miró ningún partido.
La incomodidad de equipo en aquel acto, fue indisimulable y Leo Messi le recordó a quienes lo consultaron que esta vez, no estaba dispuesto a que se repitiera aquel papelón, donde el gobierno pretendió usufructuar la actuación de la selección, como un logro político inconcebible para un deportista de elite que representa al país, no a un gobierno.
Si bien desde los medios hegemónicos que posee el gobierno, se trata de “suavizar” la noticia de que el seleccionado no concurrirá a Casa de Gobierno, como hubiera sido el gusto de Alberto y sus funcionarios, el grupo decidió venir al país para festejar ya sea el triunfo o el segundo puesto, directamente con la gente, con el pueblo y no permitiría que adhieran a esos festejos, banderías políticas que desvirtúan su acción deportiva y mucho menos, que el gobierno pretenda verse representado en el pueblo que con banderas argentinas, ganarán genuinamente, las calles y plazas de todo el país.
(Fuente: Agencia OPI Santa Cruz)