Los Radicales panqueques. Votaron una cosa, después otra. ¿Convicciones, plata, cargos o el sostenimiento de un ejército de ñoquis?

No hay forma de entender el giro que tomó una parte de la UCR en la Cámara de Diputados, que votaron la Ley de Jubilaciones y luego se despegaron del bloque y ayudaron a Javier Milei con la aprobación del veto general que hizo a la norma el presidente.

Como votantes y ciudadanos que la vemos pasar, no podemos pensar otra cosa que un negocio en el medio de este cambio de actitud. Y mucho más aún, cuando la mayoría de los siete Radicales en el centro de la escena, compartieron una reunión con el Presidente en la Casa Rosada, donde entraron con una idea y salieron de allí “con la cabeza cambiada”.

Inicialmente, el proyecto que apuntaba a establecer una actualización más o menos coherente para establecer la fórmula de movilidad previsional, fue aprobada por todo el bloque de la UCR en el mes de junio/24. De pronto, siete radicales “entendieron” que no se podía aprobar una norma que “atente contra el equilibrio fiscal” y entonces, volvieron sobre sus pasos y apoyaron el veto del presidente de la nación.

Quienes se sacaron la foto sonrientes junto al Presidente fueron los diputados nacionales Pablo Cervi de Neuquén, Martín Arjol de Misiones (2025), Luis Picat de Córdoba, Mariano Campero de Tucumán y José Tournier de Corrientes (2027), a quienes se agregaron a la movida pro veto, Francisco Monto de Catamarca y Roxana Reyes de Santa Cruz, que en realidad no votó, se ausentó pero permitió, con su actitud, que el proyecto mantuviera en firme el veto.

Todos ellos, que votaron en favor de la Ley de Movilidad, después lo hicieron en contra. ¿Hay alguna forma de entender esto si no es pensando mal?, imposible. Cabe sospechar que estos Radicales no tienen convicciones o han negociado sus manos, cosa que nunca reconocerán y mucho menos explicarán, pero que nos comprometemos a investigar.

El (mal) ejemplo provincial

Una de las diputadas nacionales que saltó el cerco, fue Roxana Reyes, de la UCR, quien fuera candidata a Gobernadora e hizo su campaña hablando pestes del kirchnerismo y con ellos votó la aprobación de la ley de Movilidad Jubilatoria, criticó la actitud del presidente Milei sobre la negativa a dar aumentos a los jubilados, pero avaló con su ausencia el veto, (una actitud aún peor que la de votar a favor del veto) y también en la campaña, 2023 habló pestes de Claudio Vidal tratándolo con los peores epítetos, desde mafioso como calificativo más suave y ahora no se pierde acto al lado del Gobernador y sostiene que “a Vidal hay que ayudarlo”.

Roxana Reyes a quien intentamos contactar antes de la sesión de ayer para que nos explicara su posición (y nunca nos atendió), salió a justificar su voto (en realidad su ausencia) con argumentos realmente muy controvertidos.

Reyes (resumiendo el concepto) dijo en declaraciones públicas que cuando votó afirmativamente al proyecto de Movilidad Jubilatoria, era porque entendía la necesidad de que los jubilados tuvieran una fórmula que les permitiera compensar las pérdidas con inflación, etc.

Ayer, cuando fundamentó su viraje de 180º, la diputada explicó que en realidad, profundizando la lectura de un anexo al proyecto y en base a las aclaraciones del propio presidente, entendió que dentro de esa Ley se encontraba el pago de todos los juicios pendientes contra el Estado, a favor de los jubilados, ordenando que en un tiempo perentorio sea efectivizado el pago por un monto millonario.

Según “entendió” Reyes, esto es un ardid de kirchnerismo quien fue el principal autor de esos juicios, a través de sus políticas absurdas contra los jubilados (lo cual es absolutamente cierto) y que si estos juicios se efectivizaran, se pone en peligro las finanzas públicas, el déficit, obligaría a emitir y todo lo que Milei cree que sobrevendrá si le saca el pie al derecho de los jubilados en el país.

Entonces, la reducción del discurso sobre el tema es que si eso ocurre, los chicos del país no podrán comer (como si el hambre en el país se hubiera solucionado o hubiera bajado). Lo que pareciera, a la vista de los dichos de la propia Roxana Reyes, es que cuando votó la primera vez, no había leído el proyecto de manera completa y desconocía aspectos fundamentales del mismo.

Reyes sostuvo en Fm News que ella le negó el voto a Milei, ausentándose del Congreso. Lo que a todas luces parece, es que la diputada no tuvo la valentía para emitir su voto por la negativa, pero tampoco quiso quedar marcada por el voto positivo.

Si nos remitimos a otros casos en distintas épocas y a diferentes situaciones generadas entre diputados y senadores de distintos partidos que inexplicable y espontáneamente cambiaron su voto en la sesión, en todos los casos nunca hubo un factor “ideológico”, sino un acuerdo partidario donde hubo pagos, cargos o un pedido de los legisladores que deben dejar sus bancas, de preservarle el cargo a los ñoquis que mantienen en las distinas cámaras.

Nadie puede determinar que éste sea uno de esos casos. Solo la realidad y lo que vaya a pasar en el futuro con estos siete Radicales, dirá si teníamos una razonable sospecha sobre las motivaciones que han tenido o si estábamos equivocados. (Agencia OPI Santa Cruz)